Albillos

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Albillos
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Municipio: Albillos
Junta administrativa: Albillos
Sitio Web: http://albillos.burgos.es/
Distancia a Burgos: 14.00 Km
Dirección Ayuntamiento: Plaza del Rey, 1.
CP: 09239
Teléfono Ayuntamiento: 947 41 21 71
Fax Ayuntamiento: 947 41 21 31
Coordenadas GPS: 42º16′35″N,3º47′26″W [Maps]
Altitud: 831 m
Superficie: 12.36 Km²
Población (2010): 217 hab
Densidad (2010): 17.56 h/m²
Patrona: Nuestra Señora de las Mercedes
Partido judicial: Burgos
Zona turística: Alfoz de Burgos
Albillos, localidad y municipio situado en el Alfoz de Burgos, a 14 Km. de la capital de la provincia. Está atravesada por el río de los Ausines, afluente del Arlanzón.

Albillos se encuentra a unos 14 Km. de distancia al sur de la ciudad de Burgos, en la carretera que une las localidades de Villagonzalo Pedernales con Cavia, y su población se asienta en la margen derecha del río Ausín que atraviesa el término municipal de este a oeste.

Linda al norte con los términos municipales de Buniel y Renuncio, al sur con Mazuelo de Muñó y Villamiel de Muñó, al este con Villagonzalo Pedernales y Arcos de la Llana y al oeste con Cavia y Cayuela.

El núcleo de Albillos está situado en el valle del río Ausín junto a la ladera norte, protegido por los vientos dominantes del nordeste. El valle cruza el término municipal de este a oeste, es llano y su anchura oscila entre 1,5 y 2 Km., húmedo, con abundante vegetación y dedicado generalmente a cultivos de regadio.

El Río Ausín transcurre casi paralelo al Arlanzón hasta su desembocadura y existe además en sus márgenes un cauce molinar que hoy se utiliza para el riego. En las llamadas tierras altas hay, además, pequeños manantiales y arroyos denominados Cañuelo, Pozano, Cepeda, Carrales y Fuentecillas. Pese a lo limitado del ámbito territorial, este tiene cierta diversidad y riqueza paisajística, caracterizándose por ser un valle poblado amplio, limitado por una ladera que asciende a las llanuras del páramo.

Contenido

Festividades y Eventos

Gastronomía

Lo más destacado de la gastronomía de la zona son las alubias rojas, la caza, las setas en temporada y el asado de cordero.

Edificios Religiosos

La iglesia tardorrománica de Albillos era un templo de nave única dividida en tres tramos y cabecera compuesta por tramo recto presbiterial y ábside semicircular, con portada abierta en el muro meridional del tramo central de la nave, levantada en sillería caliza del páramo de mediana calidad. A este edificio, construido bajo esquemas románicos ya bien entrado el siglo XIII, se añadió en época tardogótica una colateral de cuatro tramos al norte, abierta a la principal por dos formeros apuntados con decoración de bolas típicas de muy finales del siglo XV o inicios del XVI, momento al que responden también los pilares que soportan los fajones de la nave sur –ornados con florones casetonados y hojarasca-, así como las cubiertas de ésta, con dos tramos de bóvedas de crucería y otro, el occidental, con crucería de terceletes y combados. La colateral, por su parte, se cubre a menor altura con bóvedas de crucería de claves decoradas con crestería. Estos añadidos de inicios del siglo XVI elevaron la cota de la nave románica con mampostería y sillar para las nuevas bóvedas, levantándose en sillería la robusta torre de planta cuadrada que ocupa el tramo occidental de la nave. Finalmente, se dotó al templo de un pórtico renacentista, abierto con arcos escarzanos rebajados sobre columnas, que recubre la fachada meridional.

Iglesia de Albillos.

Así pues, la cabecera y la fachada meridional, con su portada y muro coronado por la hilera de canes de nacela hoy sin función, son junto al interesante ejemplar de pila bautismal hoy conservado en el fondo de la colateral norte, los elementos más destacados de su pasado tardorrománico.

La cabecera, alzada sobre un zócalo rematado en talud, muestra sólo exteriormente su ábside, al encontrarse el presbiterio solapado por la colateral al norte y la sacristía añadida en el costado meridional. Dos contrafuertes prismáticos que alcanzan la cornisa –ésta achaflanada y soportada por canes de nacela- articulan el tambor absidal en tres lienzos, mientras que una imposta en talud lo divide en dos pisos a la altura del alféizar de las tres ventanas –una por paño- que se abrían en él; de éstas, la meridional fue severamente transformada y sustituida por un gran vano adintelado en el momento en que el retablo forró interiormente el ábside, condenando la del eje. La estructura de la central y septentrional es la típica de arco de medio punto sobre cortas columnas acodilladas en torno a una ventana rasgada de doble derrame (modificada la septentrional), aunque el alféizar en talud, las basas de aplastado perfil ático y sobre todo la decoración vegetal de sus capiteles manifiesten bien claramente su tardía cronología.

Iglesia de Albillos.

La ventana del paño septentrional orna sus capiteles con tres hojitas lobuladas el izquierdo y crochets de remate acogollado el otro, del mismo tipo al izquierdo de la ventana abierta en el eje del ábside. En el derecho de esta ventana se afrontan, a ambos lados del crochet central, dos dragoncillos de buena factura del tipo de los que veremos en la portada. El derecho de la ventana del paño meridional, semioculto y único visible, es vegetal, con dos pisos de hojas nervadas.

Al interior, da paso a la cabecera desde la nave un arco de triunfo doblado de medio punto y notablemente deformado que apea en responsiones prismáticos, en cuyos frentes se entregan gruesas columnas, mientras que otras dos mas finas se acodillan en los laterales, todas coronadas por sencillos capiteles de crochets, del mismo tipo de los que reciben el fajón que ciñe la bóveda de cañón que cubre el presbiterio. Este arco apeaba en sendas semicolumnas, la norte eliminada al abrirse un formero que comunica el presbiterio con la cabecera de la colateral gótica. El hemiciclo se cierra con bóveda de horno, recubierta como el resto del paramento interior por el retablo.

La portada meridional, abierta como dijimos en un breve antecuerpo del muro meridional de la nave, se dispone en torno a un amplio arco netamente apuntado, ornado con un grueso baquetón, rodeado por tres arquivoltas y deteriorada chambrana ornada con puntas de diamante. Las arquivoltas se decoran, de interior a exterior, con bocel aplastado entre mediascañas y chaflán, bocel y banda de bolas con puntos de trépano y la exterior con un grueso baquetón. Apean los arcos en jambas escalonadas coronadas por imposta de doble nacela escalonada, acodillándose tres parejas de columnas de fustes monolíticos, basas de prominente toro interior y ornamentados capiteles. Es en éstos donde resulta más patente el resabio románico del edificio, pues sobre los fondos vegetales que recubren las cestas –del mismo tipo de los vistos en las ventanas del ábside y capiteles del interior- se disponen figuras del Bestiario y dos guerreros conectadas con la mejor plástica del románico final. Entre los facetados collarinos y los ábacos con cuernos, vemos así afrontarse un par de aves, dos arpías de erguidas colas de reptil y erosionados rostros humanos, una pareja de infantes ataviados con yelmos, cotas de malla y armados con escudos de cometa y espadas o lanzas, dos bellos dragones de alas explayadas, cabeza felina, pezuñas de cabra y entrelazadas colas erguidas, otros dos similares de alas recogidas y una banda de contario decorando sus pechugas y, finalmente, una pareja de leones. Sin alcanzar la exquisitez de algunos de los capiteles de los que parece emanar su estilo, la erosión de la mayoría no permite apreciar la calidad del acabado, ciertamente notable. Los modelos utilizados conectan con la mejor escultura de finales del siglo XII en la provincia, de la cual la segunda campaña del claustro de Santo Domingo de Silos representa su más refinada expresión, siendo especialmente notables las concomitancias con los capiteles de la cercana portada de Hormaza.

En el fondo de la nave del evangelio, se conserva un notable ejemplar de pila bautismal románica, de copa troncocónica de 134 cm. de diámetro X 71 cm. de altura, sobre soporte cilíndrico achaflanado de 22 cm. de alto. Decora su embocadura con un bocel sogueado, bajo el que se dispuso una banda de engranaje similar a la vista en la pila de Villamiel de Muñó, ornándose el frente con una sucesión de trece arcos de neta herradura sobre columnas en las que se individualizan los capiteles, de forma trapezoidal, las basas y los plintos. En algunas de las enjutas se trazaron incisiones paralelas de tosca factura, rasgo que caracteriza a la pieza. La utilización del arco de herradura parece más un arcaísmo que síntoma de cronología alto-medieval, aunque es posible que esta pila fuera reutilizada de un edificio anterior. Su traza y decoración son idénticas a las de la cercana pila de Revillarruz.

Santa María de Albillos aparece así como un edificio doblemente transitivo en ambas fases constructivas. En cuanto a la fase tardorrománica, su arquitectura traduce el eco final de los cánones románicos incorporando ya declinaciones claramente góticas, especialmente en su portada. Idéntico panorama encontramos en la escultura monumental donde los motivos tradicionales de la última floración románica se superponen a la típica flora del primer gótico, caracterizada por el dominio del crochet. Inferimos de ello una tardía cronología para la primera fase del templo, dentro de las primeras décadas del siglo XIII.

Otros Lugares de Interés

La localidad de Albillos suena en los documentos históricos en el siglo XI, pero la torre es muy posterior, probablemente del siglo XIV. En el XV, reinando los Reyes Católicos, pertenece a la familia burgalesa de los Cartagena, quienes posteriormente la venden al también burgalés obispo Luis de Acuña. Este funda un mayorazgo en 1494 a favor de su hijo D. Diego Alvarez Osorio, (hermano de Antonio, que luego sería famoso obispo comunero de Zamora) y en poder de este linaje permanece la torre hasta finales del siglo XVI.
Posteriormente pasará a la casa del duque de Abrantes. La torre, de planta casi cuadrada, posee ventanas ajimezadas, cuatro matacanes situados en el centro y alto de sus lados y remate superior de almenas rectas apoyadas sobre arquillos ciegos o modillones, junto con otros huecos y ventanas que exhibe, abiertas o inventadas para dar utilidad a la torre en su nuevo destino; asimismo, respecto a la torre original, ha sido elevada en varios metros.

Historia

La primera mención a este pueblo del alfoz de Burgos es la recogida en la donación al abad Falconio de Cardeña el 13 de mayo de 994 de ciertos bienes, realizada entre otros por Ermegildo y Gota Lélez de Albiellos. En su término estaba el monasterio proprio, reliquia namque residentes loci illius Sancti Emiliani, qui est situm in uilla que uocitant Aluiellos, in riuulo Kauie donado primero al obispo de Burgos Gomesano y tras su muerte al monasterio de San Pedro de Cardeña por la religiosa doña Apalla el 1 de octubre de 1045.

En 1066 adquirió el monasterio nuevas heredades en la localidad (in Albillus uilla, in riuulo de Kauie, in alfoz de Uurgos), donadas a su abad Sisebuto por Munio Sonnaz, quien afirma haberlas recibido de su abuela, la antes citada doña Apalla; en 1073 es Rodrigo Sarracínez quien cede sus bienes –kasas et hereditates, solares populatos uel pro populare, exitus et regressus, pratis, pascuis, aquis aquarum uel etiam molinis seu uero uel lignarum arbusculis, uel quantum possum abere in ypsa uilla, cum suis abiacentiis- a Cardeña.

Nada más sabemos de ese monasterio de San Millán, que debió tener vida efímera. El gran monasterio del Arlanzón recibió una nueva donación en Albillos, Villamiel, Villangómez y Bañuelos en 1200 de mano de Ordoño García. Ya en 1221, doña Mayor cedió a la catedral de Burgos diversas heredades en varios pueblos del entorno de la capital, entre ellas unas sitas en Aluillos et en sus terminos, a cambio de recibir sepultura en la seo. Al año siguiente, la documentación del Hospital del Rey de Burgos se hace eco de un trueque entre particulares en el que se recogen también propiedades en Albillos. El pueblo era behetría a mediados del siglo XIV de Pedro Suárez, repostero mayor del rey. De la segunda mitad de dicha centuria debe datar, según Cadiñanos, la maciza torre de planta cuadrada hoy trasladada al hotel Landa, sito en la entrada de Burgos desde Madrid, de la que en 1398 era alcaide Juan Fernández de Riocabia.

Esta Villa formaba parte del Partido de Burgos, uno de los catorce que formaban la Intendencia de Burgos, en su categoría de pueblos solos, durante el período comprendido entre 1785 y 1833. En el Censo de Floridablanca de 1787 aparece como jurisdicción de señorío siendo su titular el marqués de Villarreal, que era quien designaba al Alcalde ordinario local. En su término se encuentra la granja de Santa María de Riocabia.

Bandera y Escudo

Es una villa de antigüedad probada, fundada antes del año MIL, a la sombra defensiva del castillo y de la ciudad de Burgos, a cuyo alfoz perteneció. Un siglo después de su existencia Albillos entra en la historia documental con un curioso documento, fechado el 1 de Octubre del año 1045. En ese día, la viuda doña Apalla (Paula) se consagra a Dios en el monasterio familiar de San Emiliano, fundado en Albillos. Se prepara una gran fiesta, cuyo almuerzo se presupuesta en la alta cantidad de cien sueldos. A esa fiesta litúrgica y social acuden caballeros, abades, y tres obispos, entre ellos Don Gómez, abad de Cardeña.
En el transcurso de la ceremonia se lee el documento notarial por el que Doña Paula dona su monasterio de San Emiliano con todas sus pertenencias a Don Gómez y a su monasterio de Cardeña. El obispo se siente tan agradecido que, en robra, regala a Doña Apalla una mula que bien vale la fabulosa cantidad de 200 sueldos. El notario insiste: “por muchísima verdad digna de valer 200 sueldos”... Fuerte y mansa mula debía de ser aquella.
Con tan hermosa página se confirma la entrada de Albillos en nuestra historia. Ruedan los años y los vecinos de la villa ganan su pan y su honra en el laboreo de sus campos y en el servicio a los ideales castellanos. No puede ser ajena a la ciudad de Burgos y pronto la burguesía naciente se fija en [[Albillos] para invertir sus ahorros en haciendas agrarias.
En 1350, Albillos es behetría de Pedro Suárez, repostero mayor del Rey Don Pedro, al que apodan de cruel o justiciero, y son diviseros Don Nuño y Don Tello, hermanos bastardos de dicho rey. Los vecinos pagan al Don Pedro, por derecho de infurción anualmente, el que tiene un par de bueyes una fanega de pan terciado (8 celemines de cebada y cuatro de trigo) y el que solo un buey, la mitad. Los diviseros cobran seis maravedíes anuales. A la hacienda del rey entregan 150 maravedíes y lo que les corresponda por servicios y monedas.

Rutas Turísticas

Enlaces externos

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