El Camino de Santiago

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Monumento al Peregrino, Burgos.

El Camino de Santiago es una ruta que recorren los peregrinos procedentes de toda España y de toda Europa para llegar a la ciudad de Santiago de Compostela, donde se veneran las reliquias del apóstol Santiago el Mayor. Durante toda la Edad Media fue muy concurrido, después fue ligeramente olvidado y en la época actual ha vuelto a tomar un gran auge.

El Camino de Santiago ha sido declarado, en el año 193, por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. El año 1987 el Consejo de Europa le declaraba Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa y ha recibido el título honorífico de Calle mayor de Europa. En el 2004 ha recibido el premio Príncipe de Asturias de la Concordia.

Contenido

Historia

El Camino de Santiago es la vía de comunicación que durante siglos sirvió para enlazar a los cristianos europeos con la ciudad de Compostela en Galicia, deseosos de visitar el santuario que acogía los restos mortales supuestamente pertenecientes al apóstol Santiago. Descubiertos los restos un día de la primera mitad del siglo IX, la afluencia de visitantes alcanzó su máximo desarrollo en los siglos centrales de la Edad Media, entre el año mil y el año mil trescientos, cuando el número de peregrinos pudo sobrepasar la cifra de los 200.000 al año, para ir decayendo en los siglos siguientes, sobre todo después del siglo XVI, y no recuperarse hasta los últimos decenios del siglo XX, bajo nuevos parámetros.

Inicios históricos del Camino

Los orígenes del culto a Santiago en la Hispania romana son desconocidos, pero parece ser que en el año 828 se encontraron reliquias atribuidas al apóstol. Al final del siglo IX se extiende por la Europa cristiana. En el siglo XI el número de peregrinos aumentó considerablemente gracias a contactos culturales entre las naciones europeas.

Descubrimiento del sepulcro

El nombre castellano "Santiago" proviene del latín Sanctus Iacobus.

Los orígenes del culto a Santiago en Galicia permanecen en la oscuridad de los tiempos. A finales del siglo VIII se difunde en el noroeste de la Península Ibérica la leyenda de que Santiago el Mayor había sido enterrado en estas tierras, tras evangelizarlas. Así ocho siglos después de la muerte del Apóstol Santiago, en el año 813, un ermitaño llamado Pelayo o Paio vio una estrella posada en el bosque Libredón. Se lo comunicó al obispo Teodomiro, obispo de Iria Flavia, (cerca de Padrón). Fueron allí y descubrieron en la espesura la antigua capilla, donde existe un cementerio de la época romana. El descubrimiento del sepulcro coincide con la llegada al reino astur de mozárabes huidos de las zonas dominadas por los musulmanes, buscando poder practicar sus creencias religiosas.

Es generalizada la creencia entre algunos estudiosos de que Prisciliano fue enterrado en estos lugares cuando trajeron su cuerpo desde Tréveris (Alemania). Otros dicen que fue enterrado cerca de Astorga (León).

Según los primeros, el sepulcro de Santiago puede ser la tumba de Prisciliano; aunque las fechas en las que vivieron uno y otro no coinciden.

El Codex Calixtinus promociona la Peregrinación a Santiago

Alfonso II el Casto, Rey de Asturias, viajó con su corte al lugar, convirtiéndose así en el primer peregrino de la Historia. Mandó edificar una pequeña iglesia. La noticia se propagó rápidamente. Santiago, tan invocado en el siglo VIII, se manifestaba al fin con la revelación de su sepulcro.

Inicio de la Peregrinación

Aproximadamente a partir de 813 con el hallazgo de las reliquias del apóstol y con el beneplácito de Carlomagno, que quería defender sus fronteras de invasiones árabes, Compostela se convertirá progresivamente en un centro de peregrinaje que recibirá su impulso definitivo durante la primera mitad del siglo XII. Muy pronto, la noticia se extiende por toda la Europa cristiana y los peregrinos comienzan a llegar al lugar del sepulcro, el denominado Campus Stellae, que degenerará en el término Compostela.

Menéndez Pidal opinaba que en cierto sentido se puede considerar al caudillo musulmán Almanzor como el gran revitalizador del Camino y quien provocó su fama internacional. En efecto, los repetidos ataques de Almanzor sobre los reinos cristianos españoles llegaron a inquietar a los monjes de la abadía benedictina de Cluny, en aquel momento el más importante centro del cristianismo europeo. Religiosos vinculados a Cluny elaborarán el Códice calixtino y la Historia compostelana y los reyes españoles favorecerán en todo lo posible la constitución y proyección de una red de monasterios cluniacenses en el norte de España y singularmente alrededor del Camino. Esa política está íntimamente relacionada con el deseo de los monarcas españoles de romper con su aislamiento respecto de la Cristiandad mediante lazos dinásticos, culturales y religiosos.

Muchos de los primeros peregrinos procedían de regiones de Europa pioneras en la aportación de novedades musicales. Partiendo algunos del norte y otros de zonas más céntricas de Francia, habían pasado por lugares de culto, como Chartres y Tours. Allí pudieron escuchar las melodías que todo el Occidente cristiano consideraba el verdadero legado del papa Gregorio. Poco importaba que aquellos que venían del norte de Italia y que habían tenido que cruzar los Alpes y Pirineos les dijeran que en su lugar de origen el rito litúrgico era más antiguo y venerable que ése al que ellos llamaban romano.

Tampoco importaba mucho que una vez adentrados en territorio hispánico, y reunidos los peregrinos de distintas procedencias en torno a un mismo Camino, hicieran un alto en algún monasterio riojano y allí se les hablase, no sin nostalgia, de una liturgia que no hacía mucho era el elemento unificador frente a las huestes de Alah que desde hacía siglos ocupaban buena parte del solar hispano.

En esos monasterios riojanos y castellanos aún se miraría con recelo a aquellos caminantes que se dirigían a Campus Stellae. Precisamente siguiendo esa ruta había entrado el principal enemigo del rito hispano. Por la ruta jacobea se fueron contaminando las antiguas ceremonias y costumbres para que aquellos que venían de regiones remotas pudieran entender algo del culto que escuchaban. Tanto es así, que ante los deseos unificadores de Alfonso VI, se abolió el rito autóctono en beneficio de la liturgia llamada romana.

Consolidación de la ruta jacobea

El número de peregrinos aumenta extraordinariamente a partir del siglo X, cuando la población europea logra salir del aislamiento de épocas anteriores e inicia una serie de contactos e intercambios que, en el campo religioso, llevarán a hacer de la peregrinación la forma más difundida de devoción. Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela serán los destinos más importantes: todos los caminos llevan a Roma. Los cruzados y las ciudades marítimas italianas abren la ruta de Jerusalén. Los monarcas de Navarra, Aragón, Castilla y León facilitan el viaje a Santiago mediante la construcción de puentes, reparación de caminos y edificación de hospitales.

Años más tarde, el carácter apostólico de su iglesia y las riquezas acumuladas gracias a los peregrinos permitirían a un obispo emprendedor, Diego Gelmírez, convertir su sede en arzobispado.

Basílica de Santiago


"Permulta sunt testimonia histórica de peregrinatione ad Compostellam. Praecipuum monumentum est" Codex Calixtinus (a.D. 1140).

Declive del Camino

Después del siglo XIV se produjeron muchas convulsiones sociales en Europa que desvían a los peregrinos potenciales hacia otros destinos. Por otra parte, la Reconquista desplaza toda la atención económica y gubernamental de los reinos españoles hacia el sur. El Camino de Santiago pierde el esplendor de los siglos anteriores. El Cisma de Occidente en 1378 agrava y divide a la Cristiandad. El siglo XV tampoco ayudó a su revitalización, plagado de acontecimientos desagradables en el viejo continente: guerras, hambre, peste, malas cosechas, sequías...

Aun así, muchos creyentes seguían acudiendo hasta la tumba del apóstol para cumplimentar su penitencia pero, año tras año, el Camino fue cayendo en el olvido.

Etapas del Camino de Santiago en Burgos

Con un claro y decidido trazado, el llamado Camino Francés, itinerario que coincide con la ruta descrita en el siglo XII por el monje galo Aymeric Picaud, atraviesa toda la provincia de Este a Oeste.

Siguiendo un pasillo casi equidistante entre la cordillera Cantábrica, al Norte, y el río Duero, al Sur, se suceden al paso de los peregrinos, los diferentes pueblos, ciudades y paisajes.

Redecilla del Camino - Belorado

Redecilla del Camino es la primera localidad burgalesa que encuentran los peregrinos en su camino a Compostela. Claro ejemplo del urbanismo jacobeo, a la entrada de la población, un monolítico rollo jurisdiccional señala el inicio de la calle Real. Casi en la mitad del pueblo se alza la Iglesia de Nuestra Señora de la Calle' que conserva en su interior una interesante pila bautismal románica decorada con motivos que representan una ciudad fortificada.

Un fértil paisaje recuerda que se está atravesando la riojilla burgalesa. El Camino Francés entra en Castildelgado, también llamado Villa de Pun, por su calle Real. En esta alargada rúa se levanta la iglesia parroquial tardogótica de San Pedro y la ermita urbana de Santa María del Campo, con portada y espadaña Barrocas.

Tras atravesar la desaparecida granja de Buradón, los peregrinos continuarán el camino por Viloria de Rioja, el lugar en donde vio la luz Santo Domingo de la Calzada.

Por Villamayor del Río, una modesta iglesia parroquial bajo la advocación de San Gil, preside su caserío, enseguida se alcanza la localidad de Belorado.

Belorado - Villafranca Montes de Oca

El Camino de Santiago entra en Belorado, villa de origen romano en la que está documentada la feria más antigua de toda España, por el Hospital de los Caballeros, convertido hoy en día en la ermita de Nuestra Señora de Belén.

El núcleo urbano de Belorado se distribuye a la sombra de las ruinas de lo que fue una importante fortaleza que formaba parte de la línea fronteriza del reino de Castilla. Al los pies del castillo se localiza la iglesia de Santa María.

En el interior de este templo, reedificado en el siglo XVI, se conserva una interesante talla de Santiago Matamoros. Muy cerca de la iglesia están las famosas cuevas eremíticas de San Caprasio. Junta a la plaza Mayor, del más puro sabor castellano, se levanta la iglesia de San Pedro.

Nada más salir de Belorado hay que cruzar el río Tirón por el puente de El Canto. Pronto se alcanza Tosantos. En lo más alto de los riscos que protegen el pueblo se abre la curiosa ermita rupestre de Nuestra Señora de la Peña.

Para entrar en Villambistia, pueblo que se distribuye en una ligera pendiente, hay que pasar primero por su aislada iglesia parroquial edificada en el siglo XVII.

El Camino Francés comienza el lento ascenso hacia los Montes de Oca, antiguamente tan temidos por los peregrinos, y cruza Espinosa del Camino por una larga calle adaptada a su trazado. Una modesta iglesia parroquial de cruz latina deja paso a un bien conservado conjunto de arquitectura popular.

Poco antes de entrar en Villafranca Montes de Oca aparecen, al pie mismo del Camino, las ruinas del monasterio mozárabe de San Félix de Oca. Iniciada su construcción en el siglo IX, en él fue enterrado el conde Diego Porcelos, fundador de la Ciudad de Burgos.

Villafranca Montes de Oca - San Juan de Ortega

Villafranca Montes de Oca, heredera de la Auca autrigona y sede episcopal durante la época visigoda, presenta un alargado trazado urbano en el que sobresale la silueta de la iglesia de Santiago. Muy cerca de la misma aparece el hospital de San Antonio Abad, que fue fundado en 1380 por la reina de Castilla, Juana Manuel. En las inmediaciones de Villafranca, a la entrada de un privilegiado enclave natural, se localiza una gran fuente que, según la leyenda, brotó en el lugar en donde fue martirizado San Indalecio, discípulo de Santiago.

Desde Villafranca Montes de Oca se inicia la travesía de los legendarios y evocadores Montes de Oca. Un pequeño desvío permite acercarse hasta Valdefuentes, lugar en donde se encuentran los restos de los que fuera un importante priorato y hospital cisterciense fundado en el siglo XII.

Por un ameno bosque de roble y pino de repoblación se llega a San Juan de Ortega. Este aislado monasterio es uno de los hitos más auténticos y que mejor ha conservado el espíritu jacobeo de todo el Camino de Santiago. En su rico conjunto patrimonial destaca la iglesia triabsidal del monasterio construida siguiendo los planos diseñados por el propio santo, durante los siglos XII y XIII. En su interior se conservan unos buenos capiteles románicos, un baldaquino gótico florido con relieves de la vida del santo y un bello sepulcro románico. También son interesantes la capilla de San Nicolás con su rejería renacentista y la hospedería con su patio del siglo XVI.

San Juan de Ortega - Burgos

Una iglesia levantada en el siglo XVI, rematada por una elegante espadaña barroca, preside el caserío de Agés. Según una leyenda, en este templo se enterraron las entrañas del rey García de Navarra, muerto en 1054 en la famosa batalla de Atapuerca. Saliendo de Agés, el Camino de Santiago cruza el río Vena por un puente, de estilo románico y de una sola arcada, atribuido a San Juan de Ortega.

Para atravesar la zona pantanosa que se extendía entre Agés y Atapuerca el santo ingeniero de Ortega construyó una calzada de la que aún se conservan pequeños tramos.

Situado a los pies de su famosa sierra – en ella se han descubierto los restos fósiles del Homo Antecesor, considerado como el primer europeo-, pronto se llega a Atapuerca. La maciza iglesia parroquial de San Martín, en la que se mezclan los estilos gótico y renacentista, preside la villa desde una pequeña colina.

Superada la Sierra de Atapuerca, cubierta por un espeso bosque mixto de encinas y quejigos, se alcanza el valle del río Pico. Desde Cardeñuela Riopico y Orbaneja Ríopico se puede llegar, por Villafría o por la Ventilla, a, respectivamente, Gamonal y Capiscol.

Ciudad de Burgos

Tras visitar en Gamonal la interesante iglesia gótica, siglo XIV, de Nuestra Señora la Real y Antigua y el crucero de peregrinos situado a su entrada, la Ruta Jacobea enfila hacia el casco antiguo de Burgos.

La ciudad del Arlanzón es uno de los hitos fundamentales para comprender el trazado peninsular del Camino de Santiago. El paso de esta vía de peregrinación jacobea marcó la historia y el desarrollo urbano de la ciudad durante varios cientos de años. Todas sus instituciones religiosas, incluida su magnífica Catedral, giraban en torno a los peregrinos. Además, sus 35 hospitales convirtieron a Burgos en la ciudad más hospitalaria de toda Europa.

Fue tanta la influencia del Camino de Santiago en la configuración urbana de Burgos que su plano actual ha conservado con toda exactitud el trazado histórico del mismo. Por la calle de Las Calzadas se alcanza la jacobea plaza de San Juan, con sus antiguos monasterio y hospital de romeros. Enfrente de éstos se alza la iglesia en donde están enterrados los restos de San Lesmes; venerado santo francés que se quedó en Burgos, allá por el siglo XI, para cuidar a los peregrinos enfermos.

Una vez cruzado el puente medieval sobre el río Vena, el Arco de San Juan, permite enfilar por toda la larga y sombría calle del mismo nombre hasta enlazar, por la calle de Avellanos, con la antigua rúa de Fernán González. Siguiendo esta vía se alcanza la Catedral. Tras maravillarse con esta joya del arte gótico y por la misma calle, se localiza la salida de la antigua ciudad amurallada: el arco mudéjar de San Martín. Después de cruzar el río Arlanzón por el puente de Malatos se llega, atravesando el parque de El Parral, hasta la capilla de San Amaro y el Hospital del Rey, una de las más importantes instituciones hospitalarias de todo el Camino de Santiago.

Burgos - Hontanas

El camino de Santiago parte de Burgos siguiendo el cauce del Arlanzón para, a la altura de Villalbilla de Burgos, cruzarlo por el puente de La Tabla. Un poco más adelante se llega a Tardajos, pueblo de origen romano que recibe a los peregrinos con un elegante crucero del siglo XVIII. En esta localidad existió un antiguo hospital de peregrinos.

Desde Tardajos la Ruta Jacobea llega a Rabé de las Calzadas, pueblo en donde comienza la difícil travesía por los solitarios páramos que caracterizan el paisaje de la comarca. Tras una ligera bajada aparece, junto al río Hormazuela, el alargado caserío de Hornillos del Camino, un claro ejemplo de pueblo-camino que contó con varios hospitales de los cuales se conserva el del Santo Espíritu.

Otro desértico páramo, en el que se pueden localizar los despoblados de La Nuez y de San Bol –típicos enclaves jacobeos que pertenecieron respectivamente a los hospitalarios de San Juan de Acre y a la orden de San Antón-, permite llegar hasta Hontanas. En las casas de este pueblo atravesado por el Camino predomina el entramado de madera y adobe. Se mantiene en pie el hospital medieval de San Juan.

Hontanas - Puente Fitero

Amedio camino entre Hontanas y Castrojeríz aparecen las impresionantes y jacobeas ruinas del convento de San Antón. El Camino atraviesa un gran pórtico gótico en el que los monjes depositaban la comida para los peregrinos. Loa antonianos eran famosos por sanar el fuego de San Antón, una enfermedad medieval muy común en el norte de Europa.

A la sombra de su famoso castillo se extiende la alargada villa de Castrojeríz. Importante hito jacobeo –llegó a contar con siete hospitales- su primer, y más notable, monumento es la colegiata de Nuestra Señora del Manzano, construcción gótica iniciada el año 1214. En su interior conserva numerosos tesoros artísticos.

El paso de la Ruta Jacobea ha condicionado la historia, el trazado urbano –con sus casi dos kilómetros está considerado como uno de los más largos de toda la ruta- y el rico patrimonio que conserva Castrojeríz. Dejando atrás el barrio de Santa María del Manzano los peregrinos entran en el antiguo recinto amurallado de Castrojeríz y comienzan el recorrido de la larga calle Real. A esta importante rúa de de romeros se abren dos notables iglesias: de de Santo Domingo, con su valiosa colección de tapices flamencos, y la de San Juan, con su bello claustro del siglo XIV.

Después de superar la cuesta y el páramo de Mostelares los peregrinos alcanzan Itero del Castillo. Último pueblo de la provincia de Burgos, fue un importante mojón del reino de Castilla. A la salida del mismo hay que cruzar el río Pisuerga por uno de los puentes más largos de todo el recorrido jacobeo. El puente Fitero fue mandado construir por Alfonso VI y en sus inmediaciones se localizan la ermita y el hospital gótico de San Nicolás.

Patrimonio del Camino de Santiago en Burgos

La Cartuja de Miraflores, situada en la ciudad de Burgos.
Iglesia de San Gil de Burgos

Asociaciones del Camino de Santiago

Información general

Asociaciones de amigos del Camino de Santiago

Otros caminos

Los peregrinos que llegaban del norte de Europa siguiendo la "Vía Limosina" entraban a la Península por Bayona y Hendaya. Tras atravesar Guipúzcoa alcanzaban Vitoria por el túnel de San Adrián.

La Ruta Bayona-Burgos tiene un desarrollo en la provincia de unos 93 kilómetros.

El primer contacto con las tierras burgalesas se produce en el Condado de Treviño. Desde la Puebla de Arganzón, tras otro breve paso por Álava, el camino alcanza Miranda de Ebro, en donde estaba situado el único puente que desde Logroño facilitaba cruzar el curso del Ebro. Orón y Ameyugo permiten alcanzar la entrada del espectacular desfiladero de Pancorbo.

Después de cruzar el alargado pueblo-camino de Pancorbo y ya por las llanas tierras de La Bureba, atravesando Zuñeda, Grisaleña y Cameno, la vieja ruta de peregrinos alcanza Briviesca. Tras salvar los desniveles de La Brújula, la también llamada Ruta Alavesa confluía con el Camino Francés en el pueblo de Villafría, unos kilómetros antes de entrar en Burgos.

También se puede mencionar otro camino jacobeo secundario: el que entraba en Burgos a través del norteño Valle de Mena.


Otros Caminos de Santiago en España

Bibliografía y lectura complementaria

Guías y ayudas de peregrino

Ficción

Enlaces Externos

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